El torero es, junto al toro, el verdadero protagonista del espectáculo. Al frente de su cuadrilla, constituida por dos picadores y tres banderilleros que le auxilian en la lidia de los astados.

Su tarea es conducir repetidamente las embestidas del toro de forma que resulte estéticamente vistosa, medirlo en la suerte de capote, dirigirlo a la pica, colocarle las banderillas, templarlo en la suerte de la muleta y finalmente causarle la muerte mediante la utilización de una espada llamada estoque de muerte.

Este juego constante con la muerte, mostrando valentía, inteligencia y arte, son cualidades intrínsecas de un matador que se definen y potencian durante su proceso de aprendizaje.

Antiguamente, el torero se le llamaba toreador y se refería a todo aquel que, a pie o caballo, entraba en la plaza a lidiar con toros.

En el periodo en que las enseñanzas taurinas no tenían carácter oficial, la formación del torero se realizaba de manera autodidacta en capeas o espectáculos populares. Los aprendices se basaban en la inmediata y atenta observación de los espadas consagrados.

Etapas de formación del torero.

 

  • La primera etapa, de aprendizaje. El discípulo se hace becerrista, etapa donde únicamente puede torear becerros (reses de un año).Una vez alcanza oficio, pasa al grado de novillero sin picadores, el joven puede dar muerte a novillos de dos años. Posteriormente, llega el momento de lidiar reses de tres años o utreros, ya como novillero con caballos.
  • La segunda etapa es la de matador, donde el torero ha conseguido destreza suficiente para desarrollar con estilo y técnica todos los tercios de la lidia. Cuando un novillero logra los méritos necesarios para alcanzar el grado de matador, realiza una corrida especial denominada alternativa, ceremonia en la que un maestro le confiere la borla de doctor en tauromaquia, convirtiéndole en matador de toros. La alternativa se consigue en cualquier plaza de toros de primera categoría; sin embargo, generalmente los matadores realizan la confirmación de su alternativa en plazas de particular tradición.

 

En la actualidad, el noventa por ciento de los jóvenes aspirantes a matadores se instruyen en las escuelas de tauromaquia, bajo la dirección de reputados maestros. Las enseñanzas taurinas, que incluyen instrucción teórica en las aulas y clases prácticas en las ganaderías y en los ruedos, permiten poner a prueba las aptitudes de los alumnos facilitándoles formación y oportunidades, ya que el que entra en la escuela, si no llega a ser una figura tendrá muchas oportunidades laborales dentro del mundo del toro: banderilleros, picadores, apoderados., ya que el objetivo del centro es formar a personas de provecho para el futuro, que sean embajadores de la tauromaquia.

La Escuela de Tauromaquia de Valencia fue fundada en el año 1983; a lo largo de sus 30 años de brillante historia, cuenta con una acreditada y exitosa experiencia en la formación de futuros toreros, siendo su máximo exponente el maestro Enrique Ponce.

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